Agencia SINC
La prevención del cáncer empieza con solo 30 minutos de ejercicio al día. Con motivo del Día Mundial de la Actividad Física que se celebra cada 6 de abril, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) quiere concienciar a la población del valor de la actividad física en todas las etapas de esta enfermedad, desde la prevención, durante el tratamiento y en los largos supervivientes.
Según sus datos, el ejercicio físico puede reducir hasta un 30 % el riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga urinaria, endometrio, esófago y estómago, y casi el 20 % el riesgo de mortalidad específica por cáncer. Las cifras más sólidas hasta la fecha se centran en tumor de mama y colorrectal, pero este beneficio se extiende a otros como el de próstata y pulmón.
Además, el deporte ha mostrado mejorar la calidad de vida y disminuir los efectos secundarios derivados de los tratamientos, al aumentar la capacidad cardiorrespiratoria de los pacientes y reducir la fatiga, y mejorar la percepción de su salud.
“El ejercicio físico es un pilar fundamental en el estilo de vida saludable, y existe evidencia consistente sobre su asociación con la reducción en la incidencia y mortalidad por cáncer”, explica César A. Rodríguez, presidente de SEOM.
“A pesar de estar bien documentados los beneficios, pocos pacientes se mantienen físicamente activos por sus reticencias debido a los efectos secundarios, al miedo a nuevos efectos adversos, a la falta de motivación o a las dificultades en el acceso al ejercicio, y por la falta de información por parte de los profesionales sanitarios”, añade.
Además del ejercicio –continúa Rodríguez–, “es importante adoptar estilos de vida saludables y evitar el tabaco, el alcohol, la mala alimentación, el sedentarismo, la obesidad y la exposición solar sin protección, factores de riesgo evitables responsables de un tercio de las muertes por cáncer”.
Activar a una población sedentaria
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España solo el 37,7 % de la población adulta realiza actividad física regular, mientras que el 27,4 % de la población se declara sedentaria.
Por ello, SEOM está trabajando para revertir la situación con el movimiento “Ejercicio contra el cáncer”, con el que quiere lograr una mayor concienciación por parte de los pacientes y de los profesionales sanitarios sobre la importancia de mantenerse físicamente activos.
“Realizar ejercicio físico es seguro durante todas las etapas asistenciales del cáncer, incluso durante los tratamientos activos como la quimioterapia, ya que se asocia con una mejor tolerancia a los mismos, e incluso podría aumentar las respuestas”, apunta Rodríguez.
“Distintos estudios indican que la actividad física diaria ayuda a controlar el peso, mejora la regulación hormonal, fortalece el sistema inmunitario y reduce la inflamación, los niveles de azúcar en sangre y la resistencia a la insulina. Y, en pacientes con cáncer, puede ser útil en la reducción del cansancio y la depresión, además de influir positivamente en la eficacia de los tratamientos. Por lo tanto, ayuda en la recuperación”, afirma Blanca Herrero, experta de SEOM.
“A la hora de prescribir ejercicio físico a los pacientes con cáncer, es esencial una adecuada valoración de su situación basal, y de las comorbilidades, tratamientos, síntomas y aspectos socioculturales de cada paciente”, puntualiza Rodríguez.
Por ello, SEOM ha elaborado el documento de posicionamiento ‘Ejercicio en los pacientes con cáncer: niveles asistenciales y circuitos de derivación’, además de infografías para profesionales y pacientes. Igualmente, está preparando un artículo científico que se publicará en la revista Clinical & Translational Oncology.
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