José María Azumendi
Asociación de Maíz de Argentina
Asociación de Empresarios Agropecuarios
Yo, como productor agropecuario, voy a tratar de darles la visión que tenemos en Argentina, desde el punto de vista de la producción, de cuál es el impacto de los cultivos genéticamente modificados, cuál es el impacto de la biotecnología en la agricultura argentina. Es el punto de vista de la productividad, de la sustentabilidad y de la rentabilidad de nuestros sistemas.
Podemos ver cómo fue la evolución de la producción en Argentina en los últimos 15 años. En el año 92-93, en el país se sembraban 20 millones de hectáreas, y se producían aproximadamente 51.5 millones de toneladas. Quince años después, en la última campaña se sembraron aproximadamente 32 millones de hectáreas, y se produjeron 114 millones de toneladas. Esto significa que tuvimos un 120 por ciento de aumento en la producción de la mano con un 57 por ciento de aumento en la superficie sembrada y de la mano con un 41 por ciento de aumento en los rendimientos de los cultivos. Y ¿por qué se da este aumento de la producción?
Se da porque tuvimos los estímulos necesarios para producir, que fueron factores importantes, como una buena relación de precios e insumos. El negocio agropecuario es rentable, con un factor muy importante, que es la previsibilidad dentro del ciclo del negocio.
Lo que nos une hoy es la tecnología. En el país, la tecnología estaba disponible, y también y por sobre todas las cosas, estaba el productor. Los productores estaban capacitados para incorporar esa tecnología.
Yo debo decir que es impresionante la cantidad de gente joven que trabaja hoy en el sector agropecuario en Argentina, lo que marca una gran diferencia en relación con algunos otros países. E insisto en que lo que hoy nos une es la tecnología.
Y ¿de qué tecnología estamos hablando? Nosotros los productores agropecuarios en Argentina decimos que tenemos dos tipos de tecnologías: una es la tecnología de insumos, intensa en el uso de capital, y la otra es la tecnología de procesos, intensiva en el uso de materia pensante.
Las tecnologías de insumos son, por ejemplo, genética, fertilización, herbicidas, etcétera. Y las tecnologías de procesos son rotación de cultivos, tan importante; agricultura de precisión, gestión, BRT. Pero, como parte de estas dos tecnologías, entendemos que dos tecnologías son las que tuvieron el mayor impacto en el aumento de la producción en los últimos años.
Por el lado de la tecnología de insumos, la biotecnología, de lo cual estamos hablando hoy, y por el lado de la tecnología de procesos, la siembra directa. Entre estas dos tecnologías o este paquete tecnológico, como le llamamos nosotros, creemos que hay una sinergia muy importante, ambos combinados se potencian. Esta combinación está hecha por los productores y también por un cambio de paradigmas que hubo en los últimos años en la producción argentina con nuevos métodos de organización.
NUEVO MÉTODO DE ORGANIZACIÓN
En este nuevo método de organización se separa la propiedad de la tierra de la gestión de los procesos productivos, donde el productor ha pasado a ser, además de dueño de la tierra y productor, un administrador de contratos, contratos que hace con el dueño de la tierra con fuentes de financiamiento, con prestadores de servicio, contra-tistas, maquinarias, técnicos y, ¿por qué no?, también con las empresas de insumos. Aproximadamente un poco más del 50 por ciento de la producción de cereales y oleaginosas del país se obtiene mediante este modelo.
Decíamos que el aumento de la producción se logró por un aumento de la superficie sembrada y por un aumento de los rendimientos; el impacto de estas nuevas tecnologías sobre las superficies sembradas estuvo hecho por un aumento de la agricultura por sustitución del área ganadera. La agricultura, al tener mayor tecnología disponible, al ser más eficiente y más rentable, ha desplazado en los mejores suelos del país a la ganadería; también por incorporación de tierras, en la medida en que fuimos capaces de incorporar estas tecnologías, este paquete tecnológico, siembra directa, biotecnología.
No quiero dejar de lado la fertilización y la tecnología de procesos. También, con estas tecnologías, fuimos capaces de incorporar tierras en donde antiguamente no éramos capaces de sembrar. Hay un dicho en el sentido de que, si bien hay tierras que no son laborables, hoy sí son sembrables. También hay que tomar en cuenta el aumento de doble cultivo trigo soya.
DOBLE CULTIVO
En Argentina, los agricultores estamos sembrando el trigo en el mes de junio, julio. Lo cosechamos en diciembre, y por detrás de la cosechadora viene la sembradora sembrando soya, una soya de segunda, que tiene un 60 por ciento de potencial de rendimiento respecto de una soya de ciclo completo. Pero combinado con el trigo, ese doble cultivo, en una misma superficie, en un mismo año, es muy rentable.
¿Cómo fue el impacto de estas tecnologías, de estos paquetes tecnológicos en los rendimientos? Veamos el rendimiento del cultivo de maíz desde la década del 70, hasta la fecha. En la década de los 70, cuando se masificó el uso de los híbridos, el promedio de rendimiento en el país era de 2.7 toneladas por hectárea. En los años 80, en la medida en que se incorporó la labranza conservacionista de costo cero, estábamos en 3.6 toneladas por hectárea de rendimiento promedio. En años más recientes, estábamos rondando las 5.6 toneladas por hectárea, con los nuevos híbridos, la siembra directa, la fertilización, el riego.
Pero en la última campaña, con la incorporación de la biotecnología, de la siembra de precisión, de los BRT, el promedio del país en rendimiento de maíz sobre superficie cosechada fue de 7.5 toneladas por hectárea. Y en los mejores suelos del país, utilizando estas tecnologías, estamos superando las 14 toneladas por hectárea.
¿Cuáles son los eventos genéticamente modificados, aprobados para su co-mercialización y consumo en la Argentina? Básicamente tres cultivos: soya, maíz y algodón. En soya tenemos disponibles las tolerancias al glifosato; en maíz tenemos materiales resistentes a lepidópteros, materiales resistentes a los herbicidas, como glufosinato de amonio y glifosato, y en algodón también tenemos tolerancia a lepidópteros, insectos y al herbicida glifosato.
SOYA TRANSGÉNICA
¿Cómo ha sido la incorporación y la evolución de las superficies en los distintos cultivos genéticamente modificados en la Argentina? A partir del año 96 se incorporó la soya transgénica en el país, la cual fue rápidamente adoptada por los productores, al grado de que, al día de hoy, aproximadamente el 98.99 por ciento de la superficie sembrada de soya en el país es genéticamente modificada. Eso significa alrededor de 17 millones de hectáreas.
Lo mismo pasa con el maíz. Los maíces Bt, resistentes a insectos, lepidópteros, fueron incorporados al país en el año 98, 99. Si bien la adopción no fue tan rápida como en el caso de la soya, sí se logró, y hoy día el 74 por ciento del área sembrada de maíz en el país es genéticamente modificada. Son aproximadamente 2.5 millones de hectáreas, y de este 74 por ciento, el 85 por ciento aproximadamente es resistente a lepidópteros, y el resto es resistente al herbicida glifosato, que fue introducido en el país bastante más tarde. Esto está creciendo. El 90 por ciento de la superficie de algodón del país es genéticamente modificado, del cual el 50 por ciento es bt y el 50 por ciento es th resistente al herbicida glifosato.
CULTIVOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS
Al principio de la charla dijimos que se sembraban en el país 20 millones de hectáreas. Hoy, sumando el total, en Argentina procedemos a la siembra en 32 millones de hectáreas, en 20 millones de las cuales hablamos de cultivos genéticamente modificados.
Al principio decíamos también que había una sinergia muy grande entre la siembra directa y la biotecnología, este paquete tecnológico del que hablábamos. Hoy, en 20 millones de hectáreas en el país se practica la siembra directa con esta tecnología. La tecnología se empezó a utilizar en el año 77, 78 en el país, y realmente empezó a crecer en el momento en que tuvimos disponibles las hojas tolerantes al herbicida glifosato.
Por eso decimos que la combinación de ambas tecnologías es muy importante y se potencian; y para la siembra directa, la biotecnología fue muy importante. De hecho, empezó a crecer en el momento en que tuvimos disponibles las hojas resistentes al glifosato.
SIEMBRA DIRECTA
¿Qué es siembra directa? A diferencia de la siembra convencional, la siembra directa es prácticamente sin labores. Siembra directa implica sembrar sin remover el suelo, sin laborar el suelo, y dejando los rastrojos del cultivo anterior en superficie, que nos generan una cobertura. Esta cobertura tiene varios beneficios, por lo cual decimos que la siembra directa y la biotecnología o los cultivos genéticamente modificados tienen para nosotros, los productores, muchos beneficios.
Estos beneficios son: tenemos un 96 por ciento menos de erosión del suelo. Cuando el suelo está cubierto, tenemos menos erosión por el impacto del agua y el impacto del viento. Tenemos un 66 por ciento, medido, de menos uso de combustibles, con lo cual, por un lado, tenemos menor costo, y por otro lado tenemos una menor emisión de carbono a la atmósfera.
Asimismo, podemos conservar mejor el agua del suelo. Esta cobertura que decíamos permite reducir la evapotranspiración del agua por un lado, y por otro lado está comprobado que en suelos de alto contenido de arena, como los que tenemos en la Argentina con una remoción de suelo le estamos quitando aproximadamente, sólo con una labor, 15 milímetros de agua, milímetros de agua que después no van a ser utilizados por el cultivo posterior, y esto es muy importante en zonas de bajos regímenes de lluvia.
CONSERVACIÓN DEL SUELO Y EL AGUA
Al no remover el suelo, tenemos una mayor actividad biológica, lo cual aumenta la fertilidad del suelo. Y también por ese mejor uso de suelo, por esa mejor conservación del suelo y mejor conservación del agua, tenemos una mayor estabilidad de producción y rendimientos. Y como decíamos antes, estas tecnologías nos permiten -y cosa que es muy importante-, incorporar áreas marginales a la agricultura. Por tanto, creemos que los cultivos genéticamente modificados son muy importantes para aumentar la productividad y para reducir los costos de producción. Nuestro negocio se basa en lograr la mayor cantidad de producto por unidad de superficie con el menor costo posible por unidad producida.
En la medida en que incorporamos los materiales resistentes a herbicidas, tuvimos un mejor control de malezas en los cultivos, lo cual se tradujo en mejor rendimiento y en menor competencia de la maleza con el cultivo; y, por el otro lado, tenemos un menor costo por menor uso de herbicidas y por menor uso de combustibles.
Pasa lo mismo con el uso de insecticidas. Está totalmente comprobado que somos mucho más eficientes controlando el perjuicio que acarrean los insectos sobre las plantas -estoy hablando de maíz- con estos materiales, que con el uso de insecticidas.
DIFERENTES RENDIMIENTOS
La diferencia de rendimiento entre un maíz bt y un maíz convencional está entre el 10 y el 15 por ciento, y en zonas del norte de Argentina, donde tenemos mayor presión de insectos, ha habido casos en que, en la medida en que atrasamos la fecha de siembra, también ha habido mejoras de rendimiento, que han llegado a más del 40 por ciento.
Estos paquetes tecnológicos también nos han permitido implementar prácticas agrícolas sustentables y conservacionistas. Este paquete tecnológico nos ha permitido producir conservando los recursos naturales, recursos naturales que les tenemos que dejar a nuestros hijos el día de mañana.
En la medida en que utilizamos la siembra directa, que conservamos la fertilidad, tanto física como química del suelo, estamos conservando el recurso suelo. En la medida en que reducimos el uso de herbicidas residuales, como son las atracinas, y aumentamos el uso de herbicidas degradables con el contacto con el suelo, y ambientalmente neutros, como dicen los ambientalistas, como el glifosato, estamos mejorando el medio ambiente. Y también, al disminuir el uso de insecticidas, estamos reduciendo el impacto negativo que tienen los insecticidas sobre el resto del medio ambiente, y eso es muy importante.
Como empresario, como productor agropecuario, quiero decir que en la medida en que uno se introduce en el conocimiento de estas tecnologías, en la medida en que uno cambia e introduce esta tecnología, resulta mucho más simple producir. Es mucho más fácil; viene de la mano del conocimiento, de conocer las tecnologías. Por otro lado, hemos visto que mejora la eficiencia de la organización; producimos mejor y mucho más eficientemente.
TECNOLOGÍA PARA TODOS
Y una cosa que no quiero dejar de mencionar es que todas estas tecnologías están disponibles absolutamente para todos los productores en Argentina y en el mundo. Esta tecnología es para todos, para los productores chicos, para los productores medianos y para los productores grandes.
¿Qué vemos que se viene? Lo que escuchábamos hoy en la mañana: cultivos tolerantes a la sequía; resistencias a temperaturas desfavorables, que nos van a permitir seguir aumentando el área sembrada, y, por otro lado, cultivos con propiedades medicinales y nutricionales que nos van a permitir mejorar la calidad de lo que producimos.
Creemos, como productores agropecuarios, que la biotecnología es una herramienta estratégica muy importante para seguir aumentando la producción, bajando los costos para producir, conservando los recursos naturales para obtener alimentos de mejor calidad, y todo esto nos va a permitir mejorar la competitividad y sustentabilidad de nuestras empresas y también aumentar la oferta mundial de alimentos.
Asimismo, creemos que la biotecnología es una herramienta muy importante para cumplir un sueño, un sueño que tenemos muchos argentinos, que tenemos muchos productores agropecuarios y muchas entidades como Maizar y como los grupos CREA. Y ese sueño es ver una Argentina productora de alimentos y que esos alimentos no solamente estén disponibles para los argentinos, sino que estén disponibles para todo el mundo. Muchas gracias.
