Doctora Leticia Torres Guerra
En la actualidad, se están realizando esfuerzos para promover la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en un amplio rango de tecnologías, como biotecnología, nanotecnología, bioingeniería, tecnología de alimentos, el desarrollo sustentable, la ecotecnología, que se consideran herramientas valiosas para lograr en conjunto, el objetivo del gobierno de México, de desarrollar productos y servicios a través de la investigación y el desarrollo en varias instituciones, universidades y centros de investigación del país, que en conexión y colaboración con compañías y empresas, recientemente constituidas como bioempresas, logren en forma gradual una bioeconomía efectiva y competitiva, pues se requiere la creación y consolidación de un mecanismo que reúna la voluntad del gobierno, academia e industria, que es la clave para el desarrollo de la bioeconomía.
GESTIÓN DE LA SUSTENTABILIDAD
Se considera ésta como la ciencia de la gestión de la sustentabilidad, o como el estudio o valoración de la sostenibilidad, el cual es un nuevo campo de estudio transdisciplinar, lo que quiere decir que cada experto en una disciplina, por ejemplo biología, química, medicina, ecología, alimentos… conoce un poco de economía, y con la finalidad de comunicarse con otros investigadores, realiza una fusión de conocimientos que permite enfrentar mejor los problemas de la sociedad.
Sabemos, por la experiencia de varios países líderes en biotecnología, que su éxito en construir una bioeconomía efectiva y competitiva se debe en gran medida a la voluntad política y al liderazgo gubernamental en cuanto a la definición de los objetivos y las políticas, articulando la investigación que generan las instituciones científicas y tecnológicas en conjunto con las empresas privadas, para lograr la creación y consolidación de una alianza que una al gobierno, al sector industrial y a la academia, la cual es clave para el desarrollo en este rubro de la bioeconomía.
Vivimos una nueva etapa del desarrollo de la humanidad, en donde el conocimiento y su aplicación a la solución de los problemas socioeconómicos y políticos es la principal materia prima para el desarrollo y avance. Aquellos países que generan conocimiento, lo pueden transformar en tecnología y, al mismo tiempo, establecer relaciones económicas a través de esos procesos; aquellos países que están, precisamente, en la punta de la independencia económica.
BRECHA CRECIENTE
A través de la generación, comercialización y aplicación de esos avances, también se amplía la brecha que separa a los países que detentan el conocimiento, de aquéllos que tienen que adquirirlo o que, incluso, ni siquiera cuentan con los elementos necesarios para resolver sus necesidades sociales más elementales.
El trabajo transdisciplinario, el pluralismo y la visión holística del mundo son fundamentales para enfrentar los problemas ambientales. Ninguna disciplina aislada proporciona una perspectiva suficiente ante la magnitud y complejidad de la problemática ambiental planetaria. Las nuevas tecnologías han producido transformaciones inimaginables; sus alcances e impactos han rebasado el terreno de lo informático, para influenciar todos los ámbitos de la vida moderna, provocando transformaciones sustanciales en la estructura política, social, económica, laboral y jurídica.
Frente a esta gran capacidad de generación tecnológica, nos enfrentamos paradójicamente a una menor capacidad o posibilidad de la población en general, y de manera particular de los entornos educativos, de absorber y aplicar las tecnologías que se van generando, en la formación y habilitación de los individuos. También es cierto que las nuevas tecnologías están asociadas a nuevas formas de exclusión y de desigualdad que son muy riesgosas para la sociedad. Por eso, en la forma en que se adopte la incorporación de estas tecnologías en la educación, se juega buena parte del desarrollo de nuestras sociedades.
REVISIÓN DE PRIORIDADES
El acceso universal al conocimiento debe seguir avanzando, por lo que, finalmente, yo veo una gran oportunidad para que las autoridades gubernamentales revisen las políticas y programas nacionales, al igual que las prioridades del país en esta materia, junto con las instituciones de investigación y desarrollo más relevantes y, por supuesto, las bioempresas.
