Ismael Vidales
El 30 de septiembre de 1765 Juana María Guadalupe Pérez-Pavón Estrada asistió a la misa dominical de la parroquia de San Agustín en Valladolid y al salir de la iglesia, tuvo dolores de parto en la calle, dando a luz en el pórtico a un niño llamado José María Teclo Morelos y Pavón. Desde 1828 Valladolid cambiaría su nombre por el de Morelia en honor del Generalísimo Morelos. Su padre fue don José Manuel Morelos Robles, carpintero, de ascendencia indiígena.
Durante el periodo en el que fue cura de Cuarácuaro, Mich., mantuvo y mejoró un negocio de ganado que había iniciado en su época de arriero, administró la herencia de su madre, transfirió a su hermana la casa familiar, actualmente Casa de Morelos en la ciudad de Morelia, Mich., y tuvo varios hijos que reconoció en el interrogatorio que le hizo la Santa Inquisición, previo a su fusilamiento.
No se sabe con exactitud el nombre de los hijos y sus respectivas progenitoras, sin embargo, los citaré reconociendo que puede haber error o falsedad en mis fuentes. El primer hijo de Morelos lo tuvo con una muchacha de unos catorce años de nombre Brígida Almonte, y se llamó JUAN NEPOMUCENO ALMONTE, nacido el 15 de mayo de 1802 en Nocupétaro, Mich., este hijo estuvo con Morelos en el sitio de Cuautla, pero más tarde abrazaría las causas de los conservadores y fue ministro del emperador Maximiliano de Habsburgo. Se dice que con Brígida procreó a ELIGIO quien abrazó la causa insurgente y llegó al grado de General en el ejército de su padre, aunque hay versiones de que Brígida murió en el parto de Juan Nepopuceno. En 1808, procreó con María Ramona Galván a JOSÉ VICTORIANO. En 1809 con una mujer de nombre Jerónima en Cuarácuaro, Mich., procreó a una niña llamada Guadalupe. Con Francisca Ortiz, el amor de su vida, tuvo dos hijos JOSÉ VICENTE y su preferido JOSÉ FRANCISCO.
Las habilidades de estratega militar de Morelos le eran reconocidas por sus seguidores y sus adversarios. De él se cuenta, sin que esté comprobado, que Napoleón dijo: «Con cinco generales como Morelos conquistaría el mundo»
Al ser aprehendido, fue conducido a la ciudad de México y juzgado rápidamente por el Tribunal de la Santa Inquisición, que lo despojó de su fuero eclesiástico para permitir que la justicia civil ejecutara una sentencia previamente dictada: Morelos debe ser fusilado. El sacerdote, Miguel Salazar, fue comisionado por su captor Manuel de la Concha para confesarlo y preparar su sepultura. Después de comer, Morelos conversó un poco con Salazar y De la Concha, y posteriormente se confesó.
Cabe hacer mención que quien lo hizo prisionero en Temazcala fue su amigo y eterno rival en amores Matías Carranco, quien desde joven había formado pareja con Francisca traicionando la confianza de su amigo Morelos que andaba en campaña, luego se unió a la causa insurgente, posteriormente cambió al bando realista y volvió a buscar a Francisca viviendo con ella y con los dos hijos de Morelos a los que dio su apellido. Morelos le dijo, al reconocerlo cuando lo capturó: «Señor Carranco, parece que nos conocemos», y después le regaló un reloj.
Desde la cárcel, pocos días antes de ser fusilado Morelos escribió a su querido hijo JOSÉ FRANCISCO una carta que resume su pensamiento y dolor final, de ella extrajo el escritor y ex rector de la Universidad de las Américas-Puebla, Pedro Ángel Palou el nombre de su novela: “Morir es nada cuando por la patria se muere”.
Antes de pasar al paredón, Morelos rezó el salmo 51 “Ten piedad de mí, Oh Dios, conforme a tu misericordia…” en seguida abrazó a De la Concha y él mismo se vendó los ojos, tomó un crucifijo entre sus manos y exclamó: «Señor, si he obrado bien, tú lo sabes, pero si he obrado mal, yo me acojo a tu infinita misericordia». Acto seguido se hincó ante el pelotón… sonaron dos descargas y murió a las cuatro de la tarde del viernes 22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec de Morelos, en el Estado de México a los 50 años de edad.

