De carne y hueso: PABLO LATAPÍ SARRE

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Por Ismael Vidales Delgado

ESTE ES EL PENÚLTIMO DEL 2016, EL DÍA 10 ENVÍO EL ÚLTIMO. ME TOMO UN DESCANSO Y CONTINUO EN ENERO DEL 2017 SI DIOS QUIERE.

Don Pablo Latapí Sarre (el hombre a quien acompaño en la fotografía de mi perfil) dedicó su vida a la investigación educativa, fue asesor de varios Secretarios de Educación, fundador el Centro de Estudios Educativos (CEE) en 1963. Creó el Observatorio Ciudadano de Educación y fue el alma en la creación del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) que ha instituido la presea con su nombre para trabajos de investigación educativa.

En la Introducción de su libro “Finale prestíssimo. Pensamientos, vivencias y testimonios de Pablo Latapí Sarre” (FCE, 2009) dice: En mayo de 2008, cuando salió a la luz mi libro “Andante con brío. Memoria de mis interacciones con los secretarios de Educación”, no sabía que tenía cáncer, y que al “tempo” musical de su título habría de seguir pronto un “Finale prestíssimo”. De inmediato introduce la siguiente nota de pie de página erudita: Beethoven indica que el cuarto movimiento de su novena sinfonía es “Finale presto”; al inicio de la Oda a la Alegría modifica el “presto” a “prestíssimo”.

Continúa Don Pablo… Efectivamente, según los oncólogos es probable que mis tumores de pulmón e hígado hayan comenzado desde enero de 2008; fueron detectados -fortuitamente, en una tomografía que buscaba otra cosa- a finales de diciembre de ese año, y desde ese momento comprendí que me restaba poco tiempo. De ahí el título de este libro: es un “Final” en ritmo rápido; podría añadirle “ma tranquilo -que quiere decir “pero tranquilo”- pues ha sido un tiempo de profunda paz.

En los últimos cuatro meses la perspectiva sobre mi vida y mi muerte ha cambiado profundamente. Como decidí no recurrir a ningún tratamiento extraordinario de radio o quimioterapia, he entrado a un periodo de “espera cierta e incierta”: la certidumbre de la muerte inminente va acompañada de la incertidumbre sobre el cómo y el cuándo.

El anuncio anticipado de la muerte ha significado para mí muchos beneficios; en mi relación con Dios, me ha llamado a orar más y de una manera diferente -ahora lo experimento “en vivo y en directo”- y me ha permitido ordenar algunos asuntos prácticos -testamentos bancarios y de trabajo, entre otros- con calma y tranquilidad. Espiritualmente mi fe en la resurrección de Jesucristo al momento de morir se ha fortalecido y esto me ha dado una profunda tranquilidad. ¿Por qué preocuparme por lo que ignoro y no puedo remediar? He procurado no pensar en las circunstancias que acompañen mi muerte y seguir aprovechando el tiempo disponible.

Don Pablo invitó a la eminente investigadora Susana Quintanilla para que lo apoyara en la preparación de su libro y así lo hace constar en la nota inicial que él suscribe.
El libro contiene en la Primera Parte: unas “Glosas de la educación” que preparó personalmente Don Pablo, abordando temas nodales como: la doctrina social cristiana, la educación católica, la educación de adultos, el SNTE, las perversiones de la excelencia, el federalismo, el humanismo, la justicia, laicidad y política educativa, entre otros temas. La segunda parte se titula “Maestros y pedagogía”; la Tercera parte se titula “Vivencias y valores personales y religiosos” y el Colofón lleva el título “Ante la inminencia de la muerte: Cáncer y muerte; Muerte y resurrección.”
Susana Quintanilla, presenta una extraordinaria semblanza de Don Pablo, quién invitó a trece amigos para que fuesen entrevistados como parte de esta emblemática obra, entre ellos Yo, que tuve el privilegio de expresar mi experiencia (página 298 de la obra) al haber disfrutado de la amistad de este hombre que personalmente considero como el último filósofo de la educación mexicana.

En ese mismo trance final, en octubre de 2008 Don Pablo publicó una obra titulada “Porque ya atardece. Algunos textos significativos”. Se trata de una edición privada con tiraje de 200 ejemplares numerados y está dedicado de la siguiente manera “A María Matilde, certeza de que Dios me ama”.

Personalmente remitió algunos ejemplares a sus amigos, con una tarjeta de su puño y letra, yo recibí el número 006, con el siguiente texto “Profesor Ismael Vidales. Muy estimado profesor. Le envío el libro adjunto, como un obsequio personal muy especial (como explico en el prólogo). Recíbalo como una pequeña muestra de gran aprecio y agradecimiento. (Firma, Pablo Latapí Sarre). PD. Le adjunto otro pequeño libro que acaba de publicar la Universidad de Colima.”

En el final del prólogo de esta obra asienta Don Pablo “Escogí como título del libro la frase de los discípulos de Emaús que ruegan a Jesús quedarse con ellos “porque ya atardece y el día está por terminar” (Lc. 24, 29). Tengo ya ochenta y un años: el día se acerca a su crepúsculo; y la publicación de estos textos era un pendiente que me alegra dejar resuelto. Ojalá que el Señor permanezca conmigo y me acompañe hasta que el día termine, y entonces se me manifieste, como en Emaús.” Estoy cierto, que así fue. (IVD)

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