
MEC. Gisela Aguilar Martínez.
El sargazo es una macroalga que sirve como hogar de peces, camarones, cangrejos y tortugas, para proteger a sus crías de depredadores. Dentro el equilibrio ecológico tiene un papel muy importante y si se trata, puede ser utilizado como fertilizante. Entonces, ¿cómo se convirtió el sargazo en un problema?
La proliferación del sargazo empezó por la acción humana: el cambio climático aumento de la temperatura de la superficie del océano, propiciando que el sargazo comenzara a reproducirse sin control, a su vez, los cambios en las corrientes oceánicas por el derretimiento de los polos lo acercaron a las costas.
Una de las causas más probables de la proliferación es la descarga inusual de nutrientes del río Amazonas al mar, debido a la deforestación y las actividades agrícolas, y el afloramiento de nutrientes del fondo marino en las costas africanas.

Es así, como millones de toneladas de sargazo empezaron a llegar a las costas del sur de México en Quintana Roo a finales de 2014 y desde entonces, su proliferación, acumulación y descomposición en las playas del Caribe han afectado severamente a los ecosistemas y la salud humana.
Existen diversas explicaciones sobre el origen del sargazo, como que procede del Mar de los Sargazos, una región del océano Atlántico abundante en algas y placton que navegantes de la antigüedad describieron como difícil de navegar.
El sargazo contiene elementos como arsénico, cobre, manganeso y molibdeno, que en altas dosis pueden ser dañinos tanto para la salud humana, así como para la flora y la fauna.

Los efectos dañinos del sargazo fueron más evidentes a partir de 2018, cuando se registraron muertes de peces, moluscos, crustáceos y corales.
Aproximadamente desde el 2015 se empezó a ver mortalidad de pastizales marinos, pegados a la costa, por la gran cantidad de materia orgánica y actividad bacteriana que resulta de la descomposición de estas algas, la cual, por acción del oleaje, regresa al mar tornando el agua de color café, volviéndola turbia, reduciendo la cantidad de oxígeno y luz y aumentando los niveles de sulfuro, nitrato y amonio. Este deterioro en la calidad del agua ocasiona que las plantas no puedan realizar la fotosíntesis y mueran.
Si bien algunos de estos componentes del sargazo son nutrientes esenciales, otros, como el arsénico, pueden ser altamente tóxicos. Su olor se asemeja a huevos podridos y podría afectar principalmente a personas con asma.
Además, esta alga también contiene altas concentraciones de metales tóxicos, como cadmio y arsénico, y también materia fecal, lo que representa un riesgo elevado para los vacacionistas.
Científicos mexicanos estiman que las altas concentraciones de amonio y sulfuro de hidrógeno resultado de la descomposición del alga, junto con condiciones de poco oxígeno, están matando a las especies nativas. Los ecosistemas están bajo una presión sin precedentes.

