El estudio de las heces fecales podría aportar datos sobre el tratamiento de infecciones intestinales y trastornos colorrectales

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MEC. Gisela Aguilar Martínez

La importancia de las heces fecales ha sido un indicador de la salud a lo largo del tiempo. Desde la medicina antigüedad se ofrecía un diagnóstico más o menos fiable a partir del tamaño, la forma y la textura de las heces, dicha práctica sigue siendo utilizada hasta los tiempos actuales. Suele ser muy común que, ante dichas molestias, los doctores pregunten a los pacientes cuándo fue la última vez que evacuaron, y la forma y textura de dichas evacuaciones.

El tema de las heces puede resultar desagradable, pero en ocasiones es necesario. Y es que donde acaban los escrúpulos empieza la ciencia. El excremento dice mucho sobre el estado de salud de un individuo. El análisis de la textura, la consistencia o la periodicidad de las heces pueden arrojar nueva datos sobre distintos tipos de dolencias, como la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome del intestino irritable o las infecciones intestinales, así como otros tipos de complicaciones colorrectales.

Un dato de especial importancia está relacionado con la forma que las heces, es un parámetro que sigue siendo un misterio para la ciencia. Nuevas investigaciones han permitido estudiar como las cobayas excretan esos fragmentos fecales tan sólidos en forma de bolas, un proceso en el que participa el sistema nervioso entérico, una división del sistema nervioso central encargada de controlar el aparato digestivo.

En este estudio se demuestra por primera vez que el colon de las cobayas no solo puede controlar la propulsión del contenido sólido y líquido, sino que incluyen circuitos neuronales que son capaces de separar el contenido fecal homogéneo del colon proximal (la primera parte del intestino grueso) en bolitas compactadas al llegar al colon distal (la parte más próxima al recto.

Los investigadores llegaron a esta conclusión tras combinar varias técnicas complejas las que se registraron simultáneamente la actividad mecánica y eléctrica del intestino.

Los especialistas, aseguran que esta parte del sistema nervioso, al que llama “mini cerebro”, es capaz de generar comportamientos motores complejos que convierten la materia fecal más viscosa en una solución más sólida en el colon distal.

Explican que esto funciona como un mecanismo complejo llamado “bucle neuromecánico” que implica distintas fases del sistema nervioso, dicho complejo procesa, moldea y hace avanzar la materia fecal a través del intestino para desembocar en la formación de un tipo de heces sólidas. Primero, separados en gránulos, para luego formar amalgamas en forma de bolitas antes de salir excretadas por el recto.

Comprender el funcionamiento de los intestinos de los animales y de los seres humanos es muy importante para entender y tratar a largo plazo las complicaciones funcionales que pueden surgir en nuestro proceso de digestión, como pueden ser la diarrea o la incontinencia fecal, que a menudo pueden producirse después de cirugías colorrectales que afectan a que afectan a la unión sigmoidearectal, donde el intestino grueso se une al recto.

En un futuro muy próximo, se determinarán el funcionamiento de este complejo sistema de formación de heces y determinarán cómo controlar los distintos agentes implicados en el proceso.

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