Al vernos en el espejo, el inexorable paso del tiempo nos recuerda que cada uno de nosotros desde que nacemos tenemos una muerte celular programada. Debido a esto, tratamos por diversos medios de alargar ese día y aumentar nuestra esperanza y calidad de vida.
Sobre todo queremos llegar a ese día, con la mente clara, teniendo pleno uno de todas sus facultades. Sin embargo, nos persiguen males como el Alzheimer y la demencia, mismos que nos hacen temer por nuestra claridad de pensamientos antes de que el tiempo se nos agote. Lo anterior no es grato, pues queremos exprimir de goce racional y emocional cada momento de nuestras vidas.
Estudios de investigadores en Johns Hopkins, publicados en el artículo de Christine Gorman, titulado The Heart Brain Connection en Scientific American, señalan que se estima que para el 2050 se tendrán 106 millones de personas, en el mundo, que tengan Alzheimer. Esta enfermedad neurodegenerativa es preocupante en la población de adultos mayores, misma que está ligada directamente con la demencia, razón por la cual se le llama también demencia senil de tipo Alzheimer.
Derivado de esas preocupaciones, los científicos han estudiado diversas variables para evitar que al llegar nuestra edad avanzada tengamos problemas de las enfermedades antes mencionadas. Por ejemplo, en el artículo descrito se menciona lo dicho por Martha L. Daviglus de la Escuela de Medicina de la Universidad de Northwestern, donde se sabe que el fumar y la hipertensión son factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, pero Daviglus señala que estos factores también pueden contribuir a la enfermedad de Alzheimer.
Por otro lado, nos comenta Gorman, es bien sabido que un infarto en donde se suprime el flujo sanguíneo al cerebro por un coágulo o hemorragia, puede dar como resultado demencia en el paciente. Pero recientes estudios, mencionados también por Gorman, agregan que en autopsias de pacientes que han sufrido demencia, se ha encontrado que ellos sufrieron de los llamados micro infartos cardiovasculares.
Buscando un resultado óptimo para evitar la demencia y el Alzheimer, el doctor Larson del Group Health Research Institute en Seattle, nos dice que las personas que tienen un buen control de su presión sanguínea de los 65 a los 80 años, son menos propensos a tener demencia.
Otro punto importante es la actividad física controlada, pues en un estudio llevado a cabo en Australia y mencionado por Gorman en su artículo, señala que después de observar a 170 adultos mayores que empezaban a tener problemas de memoria y con riesgo a presentar demencia, se les pidió que hicieran ejercicio por 20 minutos en sus hogares, todos los días por más de 6 meses.
Al terminar un período aproximado de 12 meses, los resultados revelaron que estas personas que hicieron ejercicio obtuvieron una mejora considerable al obtener mejores resultados en exámenes de cognición y memoria que otro grupo similar que no hizo ejercicio y estuvo expuesto a un fármaco antidemencia llamada donepezil o comercialmente Aricept.
Lo anterior vuelve a remarcar que unos minutos de ejercicio, entre 20 y 30, contribuyen a una mejora y refuerzo en las conexiones cerebrales en nuestro cerebro. Además de que debemos evitar agregar factores de riesgo como el cigarro y el alcohol.