Ramos Arizpe: de la integración política regional a la de la nación

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Profesor Jesús A. Arreola Pérez

Presidente del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas

La figura, la obra y el pensamiento de don Miguel Ramos Arizpe han sido analizados desde diversas perspectivas históricas y jurídicas. El momento del inicio del orden constitucional en nuestro país, consumada la independencia en el siglo XIX, recogió la vigorosa presencia del ilustre coahuilense, y es referente obligado en esa etapa, cuando se apela al derecho para legitimar aspiraciones independentistas y de modernidad en lo que había sido, hasta entonces, la Nueva España. Estudiosos del Derecho Público han reconocido en la obra del Padre del Federalismo Mexicano elementos de trascendencia e interés en el cauce de estructuración de los conceptos de Estado, Nación y Soberanía. La referencia jurídica y económica del municipio, en el inicio del federalismo es tema ineludible al referir la obra de Ramos Arizpe. Nuestro personaje nace en la sociedad de Saltillo, cuando se vivían, de manera única, singular, efectos políticos de las “Reformas Borbónicas” impuestas en el siglo XVIII; aquellas disposiciones administrativas dieron a la población destino definitivo en Coahuila y la alejaron de la Nueva Vizcaya, bajo cuya dependencia había hecho vida durante la colonia, a partir de su fundación en 1577.

DIVISIÓN POLÍTICA Y ECLESIÁSTICA

Para fines del siglo XVIII se perfilaba la idea ciudadana de un “nosotros”, de un colectivo inherente al concepto cívico en la región. Se escribe la primera historia de Saltillo, y en tanto comunidad, destacan ya unificados, conceptos de territorialidad, instituciones, políticas, organización legal y actividades económicas. Educacionalmente no; los saltillenses viajaban a San Luis Potosí, Durango, Guadalajara y a la Ciudad de México a estudiar. Cuando la nueva división política borbónica se trazó, consigo trajo la división eclesiástica. Al obispado creado en Monterrey, dividiendo al de Nueva Vizcaya, llegó en 1793 como alumno fundador del Real y Tridentino Seminario Miguel Ramos Arizpe, en el ambiente de la controversia que se dio para ubicar la sede de la nueva diócesis; disputada por los vecinos de Saltillo; los de Monterrey y los de la Provincia de Coahuila a favor de Santa Rosa.Hombres nuevos llegaron a la nueva jurisdicción eclesiástica que comprendía a Coahuila, Texas, Nuevo León y Santander. Llegaron de España y del Centro de la Nueva España al Seminario, en Monterrey, como maestros, algunos que maestros fueron en las universidades de Salamanca y de Alcalá de Henares, y llegó el exrector del Colegio de San Juan de Letrán en la Ciudad de México. Aquellos hombres militares, funcionarios y clérigos son portadores, en mayor o menor cuantía, de elementos y tendencias de la Ilustración. En este nuevo ambiente político y económico y con estos maestros inicia su educación Miguel Ramos Arizpe; su formación. Conforme al espíritu de la época, en el Real y Tridentino Seminario de Monterrey no habría de ser admitido cualquiera. Habría que levantar información de legitimidad y limpieza de sangre. Ante autoridad competente y en presencia de testigos que juraron su dicho poniendo una mano en el pecho y la otra en el puño de la espada, probó Ramos Arizpe que sus padres y antepasados “…han nacido cristianos viejos, limpios de toda mala raza de moros, judíos, mulatos y penitenciados del santo oficio de la inquisición, ni han sido castigados con pena que cause infamia…” Concluido el año de estudio, pasó Ramos Arizpe a la recién establecida Universidad de Guadalajara. Años después, en la capital del virreinato, recibiría las órdenes del Presbiterado en la Catedral.

DIPUTADO A LAS CORTES DE ESPAÑA

Ramos Arizpe vuelve a Guadalajara en 1807, para obtener la Licenciatura, y en 1808 para obtener un Doctorado en Cánones. Es hombre informado de lo que sucede en Francia, en Estados Unidos y sobre todo en España y en su Patria. En 1810, meses antes de que estalle el movimiento armado de Hidalgo, obtiene su ingreso al Colegio de Abogados de México. Mientras está en este trámite y enfrenta dificultades con su obispo, ausente de Coahuila, es elegido diputado a las Cortes en España. La elección se formalizó en Monclova, Capital de la Provincia, a propuesta del Ayuntamiento de Saltillo. El gobernador Cordero resolvió que así fuera. Uno de sus biógrafos, Alfonso Toro, dice: “…no era un sabio ni le tiraba por serlo; hizo sus cursos como cualquier estudioso; no era su fuerte la ciencia libresca, sino otra más valiosa en la vida: el conocimiento de los hombres y de la sociedad. Ramos Arizpe, a los 35 años de edad es un hombre que ha tomado conciencia de la realidad social en la que vive y está empeñado en su transformación”. Entre 1808 y 1810 se luchó en España contra franceses que habían invadido el Norte de la Península y contra el bloqueo de la armada inglesa en los puertos del sur; además, se luchaba internamente: unos, por ejercer la soberanía en nombre del Rey; otros, desde las Juntas Provinciales, por ejercer la soberanía en ausencia del Rey, y otros más, por lograr una Constitución. El llamado a las Cortes sugirió la posibilidad de crear una alternativa al sistema político monárquico venido a menos y dirimir los cauces futuros de España. El 29 de enero de 1810 se dio a conocer el decreto que convocaba a las Cortes Generales y Extraordinarias y que contenía una disposición totalmente nueva, revolucionaria: adoptaba el principio de representación de acuerdo con la densidad de población. Se elegiría un diputado por cada 50 mil habitantes. El decreto requería a los territorios en América que enviaran diputados. A estas Cortes, y luego de muchas peripecias, llegó en 1811 Miguel Ramos Arizpe. El 21 de marzo rendía juramento como miembro de la Asamblea. La Regencia, en España, había confiado el proceso de elegir diputados a los consejos municipales de las provincias y de las capitales del virreinato; las instrucciones especificaban que únicamente los nacidos en América podían ser escogidos para la elección en representación de las tierras de ultramar.

CONSTITUCIÓN LIBERAL Y REFORMISTA La composición política de la Asamblea de Cádiz, con el apoyo de la mayoría de diputados americanos, fue determinante para el rumbo liberal y reformista de la Constitución que se promulgó el 18 de marzo de 1812, eliminando instituciones y prácticas asociadas al viejo régimen. Desde su ingreso a las Cortes, presentó Ramos Arizpe una interesantísima Memoria, sobre el estado natural, político y civil de las Provincias Internas de Oriente, con propuesta de reformas y nuevos establecimientos necesarios para su prosperidad, que lo identificó con los diputados renovadores. La Memoria acentuaba la singularización del Noreste del Virreinato. El coahuilense propuso la creación de diputaciones provinciales en América; aceptado, se plasma este cuerpo deliberativo en el texto de la Constitución de Cádiz. A lo largo de América se integraron estas diputaciones con viejos y nuevos hombres de la ilustración. La creación de la Diputación Provincial para los Estados Internos de Oriente dio lugar a bien documentadas disputas entre Monterrey, Saltillo y Monclova en su pretensión cada una por ser asiento del cuerpo. Lucas Alamán retrató así a Ramos Arizpe: “era de carácter superior a los demás, culpando el carácter frío y remiso de otros diputados. Se llamaba a sí mismo “comanche”, y en verdad había en todo él cierto aire de esos salvajes del Norte que tienen en su fisonomía una mezcla de candidez y de malicia, de com2631energía y de suspicacia… de una viveza penetrante… hombre todo acción… su espíritu indómito e imperioso no sabía sufrir contradicciones. Nada codicioso en materia de di nero… franco con los amigos y cuando se trataba de servir a alguno toda su actividad y su energía se ponía en movimiento…”

 

SÓLIDA POSICIÓN IDEOLÓGICA

Se le reconoció gran viveza para tomar, de las exposiciones teóricas de otros, elementos que hicieron más firme y sólida su posición ideológica; así sucedió con su propuesta para crear diputaciones provinciales, cuerpo en el que se fundieron y discutieron conceptos de soberanía, de Estado y en el que, ya instaladas, se forjaron quienes actuarían más tarde en el debate por la construcción de las naciones hispanoamericanas. La Constitución de Cádiz, “las Cortes” y el Gabinete Liberal de 1810 a 1814 y luego de 1820 a 1823, introdujeron cambios fundamentales, aplicables tanto en España como en la América Española. El liberalismo destacó el principio de igualdad ante la ley y procuró construir un Estado unitario fundado en un código de leyes y en un conjunto de obligaciones comunes para todos sus ciudadanos. A Ramos Arizpe correspondió participar activamente en este período de revolución legal y administrativa en España y en México.Aun cuando Ramos Arizpe fue figura destacada por su actuación parlamentaria como miembro del Partido Liberal en Cádiz, sus intereses nunca dejaron de estar atentos a la situación de América y de su patria en particular. En 1814, cuando Fernando VII regresó al trono, se le persiguió y encarceló bajo cargo de ser, en Europa, el centro y jefe de las insurrecciones de América; de mandar planes y recursos a los insurrectos y de que en Estados Unidos y en Inglaterra sostenía la causa de la Independencia y libertad de las Américas. Ocurrió, como diputado, a la reapertura de las Cortes, en 1820, en Madrid cuando el levantamiento del general Riego restableció la Constitución de 1812. Para entonces, los lazos que ataban a España con sus colonias estaban ya flojos. La emancipación definitiva, directa o indirecta, era inminente.Consiguió Ramos Arizpe, y con él los diputados americanos, la remoción de los Virreyes en México y en Perú, y la de los jefes militares que con más crueldad habían combatido a los insurgentes. Lograron que Juan O’Donojú fuera designado Virrey para poner en práctica la Constitución en la más importante de las colonias españolas de América, y con esta autoridad se pactó el reconocimiento de la Independencia de México. Cuando en México, en 1821, intereses internos, ligados a los privilegios surgidos de la etapa colonial; y cuando intereses externos, derivados del temor ante el restablecimiento del orden constitucional en España, se alinearon para derivar en su favor la consumación de la Independencia, volvió Ramos Arizpe al país.El pensamiento y la acción de Ramos Arizpe fueron decisivos en este momento. Con una sólida formación política y con plena conciencia de su actuar y de lo que México quería, se convirtió en un contra-poder al viejo orden colonial; en poder revolucionario, nuevo, que niega y destruye al anterior régimen; en hombre que con prudencia cuida de la autonomía política y plantea para otros futuros momentos el asunto de la relación con la iglesia. A Ramos Arizpe se debe el proyecto de Acta Constitutiva que establece el sistema federal, la división de la república en estados y el establecimiento del sistema bicameral. Nació así la Constitución de 1824. Y nació el cami no histórico por el que México ha fortalecido su transformación como nación.

 

SOSTÉN DEL FEDERALISMO

La gran victoria política de Ramos Arizpe fue sostener el federalismo. Quien lea con cuidado su Memoria a las Cortes de Cádiz, su correspondencia, sus escritos, sus intervenciones parlamentarias y sus informes, apreciará en su pensamiento esta convicción de autonomía y de compromiso. Las instrucciones que recibió del Ayuntamiento de Saltillo el diputado a Cortes en Cádiz; los alegatos en torno a la ubicación del Obispado del Noreste; los del asiento de la Diputación Provincial y luego los dados entre Saltillo y Monclova para lograr el asiento de la Capital de Coahuila, muestran la preocupación cívica por incrustarse en los paradigmas del progreso y de la modernidad desde bases jurídicas que garanticen igualdad; Ramos Arizpe construyó un Estado desde la responsabilidad de asumirse como parte de la nación. Estableció un sistema que promovió la conciencia colectiva, la movilidad social, el despertar cultural, garante de la igualdad de oportunidades para todos los sectores e individuos; nació y creció en tiempos de renovación; fue animador de la pluralidad de factores, de fuerzas, de instituciones, de cuerpos, de elementos para enriquecer la vida de las sociedades libres y equilibradas. Los gobiernos federales, a partir de 1824, enfrentaron la tenaz oposición de quienes perdían privilegios y fueros; los federalistas avanzaron con su propio lastre y resintieron la fuerza de la ambi-ción externa. A los primeros gobiernos sirvió Ramos Arizpe desde el Ministerio de Justicia y Negocios Eclesiásticos; y celebró, como ministro plenipotenciario de México, un tratado de amistad con la República de Chile. Además, cuando recomendó la integración de Coahuila y Texas como entidad federativa, se mantuvo atento a la difícil tarea de crear el orden constitucional conciliando intereses esclavistas de los texanos, su sistema jurídico y su ambición por la tierra con lo establecido en normas federales. la primera Constitución de Coahuila y Texas se dio hasta 1827 y paradójicamente ese lapso sin orden legal contribuyó a acelerar problemas que desembocaron en la separación e independencia de Texas.

 

DIPUTADO CONSTITUYENTE

En 1832 y 1833 volvió al Ministerio de Justicia. Se retiró de la acción política hasta que poco antes de su muerte fue electo diputado por Saltillo al Congreso Constituyente, convocado en 1842. A los 58 años de edad había asumido el cargo de Deán de la Catedral de Puebla. Cuando, en el desarrollo de las instituciones, en la marcha de las sociedades, y en la transformación de los pueblos, por el afán de modernizar se corre riesgo de perder la armonía, de desintegrar y dispersar esfuerzos; cuando se fragmentan los cuadros políticos, hombres como Miguel Ramos Arizpe, capaces de recobrar la visión de conjunto e impulsar con sentido práctico y en apego a principios la transformación, son fundamentales para la supervivencia. Con fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra compartió ideales y afanes. La amistad entre ellos, su identidad liberal se impuso a discrepancias en la perspectiva de los rumbos que debía tomar la nación. Ramos Arizpe venía de una sociedad que recién se asomaba a su memoria; venía de una sociedad más geografía que historia, pero fue capaz de entender su momento y dar sentido a su presencia en Cádiz, contribuyendo a renovar instituciones españolas y creando las diputaciones provinciales, el cuerpo donde se formaron quienes debían formas a las instituciones. En México, entendió que había que comenzar por crear el margen, crear la nación, preservando su independencia desde el federalismo. A nuestro personaje, podemos entender-lo y distinguirlo por su voluntad y capacidad para actuar en las condiciones de ruptura política, económica y social generadas a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en el Imperio Español; entenderlo por su agudeza para trasladar a nuestro entorno y condición, respuestas y caminos para llegar a nuevos destinos civilizatorios. Ramos Arizpe, político, se movió rápido para encontrar forma y medida en las respuestas. Propuso y ejecutó. Hubiera sido temible como caudillo militar. Hombre de acción, en la coyuntura de lo legal, construyó para ir a la modernidad; finalmente salió del horizonte político de México cuando la fuerza, como razón de sinrazones se impuso. Su presencia, su obra y su acción constructiva han transcendido hasta hoy.

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