Genética de la conducta psicópata

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Doctora María del Carmen Ésmer

Investigador Asociado. Departamento de Genética. Instituto Nacional de Pediatría

carmenesmer@hotmail.com

“…el ser humano no está hecho como si fuera una máquina donde pueda analizarse su conducta; en las viejas teorías sobre la conducta se presentaba al hombre como un autómata, visión influida por la visión de máquina que prevalecía en el siglo XIX, pero las cosas han cambiado.

Si se tratara de una máquina, sólo lo sería en el sentido de un sistema muy complejo que se comporta de acuerdo a ciertos principios, pero que es de una complejidad extraordinaria” (Skinner, 1972). 

Las variaciones en el comportamiento del ser humano, al igual que cualquier otro rasgo biológico, están condicionadas por la interacción de factores ambientales y factores genéticos.

Aunque la heredabilidad de la conducta ha estado clara desde los estudios realizados por Sir Francis Dalton en el siglo XIX, no ha sido sino hasta los últimos años cuando los avances en el conocimiento del genoma humano han permitido conducir investigaciones con el fin de establecer una relación entre los cambios en la secuencia de bases del ácido desoxirribonucléico y la psicopatología.

DEFINIENDO LA ENFERMEDAD

El comportamiento humano muestra complejidades que complican las conclusiones de los análisis de causalidad genómica. En la definición del rasgo por estudiar, podría encontrarse la primera dificultad, dado que a menudo es difícil conceptualizar el comportamiento en cuestión. La conducta psicópata se caracteriza por un daño severo a la capacidad afectiva, pero las manifestaciones y la magnitud de ellas son tan variadas, que probablemente no haya dos individuos psicópatas cuyos comportamientos anormales sean exactamente idénticos.

La inteligencia es un ejemplo clásico de las dificultades para definir un rasgo de comportamiento y luego concluir sobre los determinantes genéticos del mismo. ¿Es la inteligencia la capacidad para resolver un determinado tipo de problema?, ¿Es la capacidad de tener éxito en la vida diaria? ¿O sólo debiera definirse como “la capacidad de obtener una buena puntuación en una prueba de coeficiente intelectual?”.

Durante el verano de 1999, un biólogo molecular de Princeton publicó resultados impresionantes de una investigación en la que insertó un gen en ratones, a los que hizo producir una proteína relacionada con la memoria en las células cerebrales. Debido a que los animales de experimentación se desempeñaron mejor que los controles en una serie de pruebas de aprendizaje tradicionales, la prensa llamó a este gen «el gen inteligente» y el «gen de CI,» como si mejorar la memoria fuera el punto central, o incluso el único el criterio para definir la inteligencia.

La contraparte humana existe en el Síndrome de Asperger, en el que algunos de estos individuos podrían tener la capacidad de memorizar cantidades enormes de información, y, sin embargo, las limitaciones que tienen en su funcionamiento diario podrían ser tan importantes que no pueden salir sin un acompañante que les oriente sobre cómo llegar a un destino.

Después de haber establecido una definición para fines de investigación, el investigador aún tiene que medir el comportamiento con grados aceptables de validez y fiabilidad. Y en ese punto se encuentran grandes dificultades para dimensionar o medir a la conducta psicopática ante la carencia de instrumentos confiables.

LA CONDUCTA ES UN RASGO HEREDADO

La evidencia en los seres vivos confirma que la conducta es un rasgo heredado entre miembros de la misma familia, de la misma camada o de la misma especie. Entre las aves, por ejemplo, los rituales de alimentación y apareamiento pueden llegar a ser tan específicos, que permitan distinguir especies estrechamente relacionadas.

Los perros labradores heredan a su descendencia el instinto de recuperación de presas, así como los collies tienden a repetir la postura entre individuos con el mismo ancestro. El modelo de similitud conductual más dramático existe entre los chimpancés y los humanos. Genéticamente, la diferencia es del dos por ciento de las secuencias del ADN que determina que las conductas de cuidado de las crías, amamantamiento, apareamiento, comunicación, altruismo y expresividad facial se compartan en un grado importante.

Hablando de trastornos psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, se ha demostrado agregación familiar entre padres e hijos y entre hermanos.

HERENCIA DE LA CONDUCTA PSICÓPATA

Los estudios de los genes y el comportamiento psicópata requieren del análisis de las familias y de las poblaciones para realizar comparaciones entre los que tienen el rasgo en cuestión contra los que no lo poseen. El resultado suele ser una declaración de «heredabilidad», una construcción estadística que calcula la cantidad de variación en una población que es atribuible a factores genéticos.

Entre los diseños más exitosos para demostrar la heredabilidad de la conducta psicópata, se encuentran los estudios de concordancia en gemelos. Los  gemelos idénticos (monocigotos) muestran una concordancia en los niveles de criminalidad que no exhiben los dicigotos. El promedio de la concordancia es de un 50 por ciento para los monocigotos y de un 20,6 por ciento para los dicigotos. Aun en estudios realizados en gemelos que fueron dados en adopción y por lo tanto expuestos a ambientes familiares diferentes, la heredabilidad se mantiene.

Mednick y col., en Dinamarca, estudiaron a 14 mil 427 niños adoptados antes de los dos años de edad (1927-1947). Al analizar 65 mil 516 expedientes jurídicos, se observó que cuando ambos padres –biológicos y adoptivos- no son criminales y por consiguiente no habría influencia ni genética, ni ambiental, 13,5 por ciento de los adoptados tenían un registro criminal. Esta proporción subió a 14,7 por ciento cuando solamente los padres adoptivos eran criminales.

Cuando los padres biológicos eran criminales, el nivel de condena ascendía al 20 por ciento, y cuando ambos padres, adoptivos y biológicos, eran criminales, la cifra de condenas ascendía a 24,5 por ciento. En el mismo estudio se observó que si los padres biológicos tenían numerosas condenas, aumentaban las condenas de los hijos adoptados.

Otro trabajo sobre este tópico lo realizó Cloninger. El estudio incluyó a 862 individuos respecto de los cuales se  analizaron antecedentes de criminalidad en los padres y el ambiente de la familia adoptiva. Cuando ambos factores: el hereditario y el ambiente nocivo estaban presentes, el 40 por ciento de los adoptados eran criminales, comparados con 12,1 por ciento cuando solamente los factores genéticos estaban presentes, 6,7 por ciento si sólo el ambiente era deletéreo, y 2,9 por ciento si ambas variables estaban ausentes.

Resumiendo: igual contribuye una constitución genética predisponente que un ambiente familiar desfavorable al momento de crear una mente psicópata.

GENES DE LA CONDUCTA PSICOPATA

Las pruebas indican que el sistema nervioso del psicópata es distinto; experimenta menos miedo y ansiedad que el común de las personas, de tal manera que los principales genes candidatos son precisamente los que codifican para neurotransmisores, sus receptores, sus transportadores y las enzimas que participan en su metabolismo.

En 1983, Brunner y colaboradores publicaron el estudio de una familia en la que varios miembros masculinos mostraban retardo mental limítrofe y conducta violenta, con estallidos de agresión, incendio intencional, intento de violación y exhibicionismo.

El análisis de la orina demostró marcada alteración del metabolismo de las monoaminas, causada por deficiencia de la actividad enzimática de la monoaminoxidasa A (MAOA). En los hombres afectados, se demostró una mutación que cambió el codón de la glutamina (CAG) por un codón de paro (TAG) lo que causó que faltara un fragmento de la enzima.

Posteriormente se realizó un estudio en que se introdujo esta mutación en una cepa de ratones CH3H, cuyos miembros se caracterizan por su mansedumbre. Los ratones transgénicos, con el gen MAO anormal, mostraron una conducta agresiva. Los niveles de serotonina en el cerebro de las crías transgénicas reveló que tenían siete veces más serotonina que los controles de la misma edad.

También se observaron cambios estructurales en su cerebro. La corteza somato-sensorial perdía su estructura bien delineada en columnas y se observó que el tratamiento con drogas que inhiben la serotonina, restauraban la estructura normal de la región somato-sensorial.

Los autores terminan por advertir que en el hombre el desarrollo del cerebro continúa largo tiempo después del nacimiento, y que las condiciones ambientales moldean un cerebro que mantiene su capacidad de plasticidad durante toda su vida. Las experiencias de la vida son importantes para moldear la mente, pero se necesitan herramientas y una de ellas es la MAOA.

Nelson y cols., del Massachussets General Hospital, junto con investigadores del Johns Hopkins University, en una publicación de Nature de noviembre de 1995, crearon mutantes con una ausencia de la enzima sintasa del óxido nítrico (NOS) neuronal. El óxido nítrico es un neurotransmisor de alta densidad en las áreas que controlan la emoción, y las cepas mutantes, carentes de NOS, muestran un alto nivel de agresividad, rasgo común en el comportamiento psicópata.

El sistema dopaminérgico es un sistema químico de gran importancia en la transmisión de impulsos en el cerebro, y que regula ciertos tipos de comportamiento. Este sistema establece la producción de dopamina, sustancia encargada de mantener nuestros pensamientos y percepciones de acuerdo con la realidad del medio que nos rodea.

En particular se producen pequeños cambios en la secuencia de ADN del gen DRD2 con las adicciones y la conducta agresiva.

De estas observaciones se desprende que no puede haber un solo «Gen Psicópata». Necesariamente la predisposición hereditaria debe resultar de la interacción de una pluralidad de genes, algunos que activan y otros que inhiben. De tal manera que cuando el desarrollo de ciertas partes del cerebro es frenado por causas genéticas, y los padres del infante son abusivos, irresponsables o manipuladores, se han juntado todos los ingredientes necesarios para crear una mentalidad psicópata.

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