Ruptura amorosa

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MEC Gisela Aguilar Martínez

El momento de una ruptura amorosa es sin duda alguna de los más dolorosos para una persona que había puesto sus sentimientos de por medio para estar con quien que se amaba, el desengaño amoroso lleva a sufrir enormemente. Es una sensación que afecta físicamente mucho más de lo que la gente se piensa.

El dolor afecta en gran medida a la salud y activa al cerebro provocando un dolor físico y emocional. En realidad no es físico, es el cerebro enviando la ‘orden’ al cuerpo provocando esa sensación de dolor.

Cundo se sufre un desengaño o pérdida amorosa, es normal sentir dolores de estómago, náuseas e incluso jaquecas. El pecho puede ser otra de las partes que duelan más; normalmente como resultado del estrés y las reacciones negativas que genera esta situación, como sentir que no se alcanza el aire o incluso creer que se sufrirá de un infarto.

La reacción ante la tristeza es llorar sin control, esto hace que los ojos se hinchen y pongan rojos por lo mucho que se llora. La sal que contienen las lágrimas es la que provoca esta situación.

El amor al vivirse plenamente y quebrarse puede crear una adicción como las drogas y crear problemas químicos reales en el cerebro. El sufrimiento por la ruptura se hace más fuerte al sentir la necesidad de estar con la persona que ahora ya no lo está.

Estudios recientes han encontrado que se activan las mismas zonas del cerebro que los adictos a la cocaína cuando se “rompe” el corazón. Lo que quiere decir que se experimentan algunos de los síntomas que cuando se tiene la droga presente.

La principal hormona del estrés llamada cortisol se libera durante el proceso de duelo, resintiéndose en la forma en que se dijere o con dolor de estómago, afectando hasta en el propio sistema inmunitario, estando más susceptibles a virus y bacterias (causantes de otras enfermedades).

No dormir bien por la noche es un síntoma común entre personas con problemas en el ‘amor’. El cuerpo siente fatiga, la mente se alborota y se mantiene despierta todo el tiempo imaginando antiguos y nuevos escenarios, sufriendo al extremo.

Al estar en esta situación de ruptura las personas pueden responder ante el dolor de distinta forma. Las hormonas del estrés se asocian al apetito constantemente y pueden hacer que enfermes en este sentido perdiendo peso. O por el contrario existe también la posibilidad de comen compulsivamente.

Puede que se tenga alguna dificultad para realizar las tareas diarias por falta de ganas de comer, hacer deporte o incluso vestirse bien, faltando esa motivación extra.

No sólo se está más susceptible a todo lo anterior, sino que la presión sanguínea se eleva como el pulso del corazón y se tiene más riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiovascular.

La actividad física genera endorfinas, son las responsables de hacer que el cuerpo y la mente se sientan bien. Entrenar en algo puede ayudar a tener un duelo más calmado y menos sufrido.

En algunos casos es necesario que intervenga un profesional como por ejemplo el psicólogo. Ellos saben qué hacer para salir de la espiral negativa con esfuerzo y positivismo. Rodearse de las personas queridas que siempre han estado ahí, será la mejor medicina.

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