Pablo Mora / Agencia SINC
Los chimpancés tienen una curiosa forma de asearse entre sí: extienden simultáneamente uno de sus brazos por encima de la cabeza y agarran la mano del compañero mientras se acicalan con el otro brazo.
A propósito de este asunto, una nueva investigación de las universidades de Utrecht (Países Bajos) y de Londres (Reino Unido), ha analizado esos patrones de comportamiento durante más de 10 años de observaciones a estos animales, y ha revelado que este icónico gesto puede transmitirse a través de sesgos de aprendizaje social, algo que se pensaba que era característico de la especie humana.
“Los individuos dominantes y de más edad influyen en los estilos en los que los chimpancés adaptan una costumbre sociocultural, en este caso, la de apretarse las manos para acicalarse”, cuenta a SINC el investigador holandés Edwin van Leeuwen, uno de los firmantes de este trabajo. Además, cuando los jóvenes crecen, van amoldando sus estilos a la forma específica de apretarse las manos del grupo, lo que indica los procesos de conformidad”.
Al mismo tiempo, “existe un patrón en el estilo de algunos grupos y, en cierto modo, la ‘imitación’ implica una fuerza impulsora de algún tipo, pero no sabemos a qué se debe”, señala.
El estudio se basa en la observación desde 2007 a 2019 del comportamiento de dos grupos de 71 chimpancés en semilibertad en el Chimfunshi Wildlife Orphanage Trust, una organización dedicada a la protección y bienestar de estos y otros animales en Zambia (África).
De esta manera, el equipo científico, coordinado por van Leeuwen y William Hoppitt, descubrió que las diferentes formas de apretarse las manos durante el acicalamiento que exhiben los jóvenes chimpancés fueron notablemente influenciadas tanto por los sesgos de mayoría como por los de supremacía, implicando con frecuencia a compañeros no afines y más viejos.
Estrategias de aprendizaje social
“Las estrategias de aprendizaje social proporcionan información importante sobre las capacidades implícitas de los chimpancés para desarrollar la que supuestamente es una característica cultural propia de los humanos: la evolución cultural acumulativa” apuntan los investigadores.
En este contexto, los investigadores tuvieron en cuenta que en los seres humanos existen múltiples fuerzas impulsoras que subyacen a la formación y mantenimiento de las diferencias grupales en el comportamiento cultural.
Por ello, estudiaron el estado de la cuestión y se preguntaron si tal vez unas ‘fuerzas impulsoras’ similares podrían influir de la misma manera en la forma de apretarse las manos de algunos chimpancés.
En esta misma línea, la investigación recalca que “las madres dan forma a los comportamientos de los jóvenes, con lo cual, algunos crecen asimilando que el apretón de manos forma parte de la vida de los chimpancés”. Ahora bien, los autores argumentan que el estilo específico con el que lo hacen, parece responder a una forma de aprendizaje social.
Cada uno con su estilo
Y es que, cada grupo tiene su estilo propio de apretarse las manos durante el acicalamiento, tal y como explica el investigador. “Los que han incorporado este gesto, tienen su propia manera de hacerlo, algo que se aprende mientras crecen, sin embargo, muchos grupos de chimpancés nunca han adoptado esta costumbre” aclara.
Pero aunque pueda parecer que algunos chimpancés ejercen una influencia sobre el resto, ello no significa que los que no acaben adoptando este hábito, sean rechazados o castigados. “Hasta la fecha, no tenemos constancia de que los animales rechacen a otros por no adherirse a las normas sociales” señala a SINC el experto holandés.
Según investigaciones previas, muchos animales emplean estrategias de aprendizaje social para transmitir tradiciones culturales, a través de las cuales, los individuos adoptan patrones de comportamiento después de observar e interactuar con quienes los rodean.
No obstante, estos estudios se han centrado sobre todo en las diferentes conductas relacionadas con la búsqueda de alimento, el apareamiento y la creación o el uso de herramientas, pese a la evidencia de que algunos animales tienen costumbres sociales igual que los humanos.
Las interacciones sociales humanas, al igual que otras tradiciones, están moldeadas por nuestras culturas y, a través de ellas, pueden transmitirse y desarrollarse los comportamientos, las actitudes y las creencias.
En este sentido, los humanos cuentan con dos predisposiciones principales para adquirir costumbres sociales: por un lado, el sesgo de la mayoría, donde los individuos se ajustan a aquellos que les rodean y por otro, el sesgo de dominación o supremacía, donde imitan a aquellos con más prestigio o experiencia.
Vías de transmisión cultural en la vida social de los animales
Sin embargo, mientras que el comportamiento de los chimpancés se explica por estos sesgos en otros contextos, hasta el momento no está claro cómo se transmiten la costumbre social de apretarse las manos durante el acicalamiento.
Asimismo, esto no significa necesariamente que las prácticas culturales humanas se conformen de la misma manera. “Algunos académicos sostienen que la cultura ha jugado un papel decisivo en nuestro éxito biológico y esa cultura deriva su adaptación mediante la imitación selectiva de otros o bien a través del aprendizaje individual” en palabras de van Leeuwen.
“Aquí mostramos que esa imitación selectiva también está presente en la vida cultural de otros animales, en este caso los chimpancés. Además, si queremos conocer más sobre el aprendizaje social en los contextos de la cultura animal material —por ejemplo, romper nueces—. Este trabajo puede allanar el camino a otras investigaciones que identifiquen explícitamente las vías de transmisión cultural en la vida social de los animales” concluye.
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Referencia:
Edwin J. C. van Leeuwen, William Hoppitt. «Biased cultural transmission of a social custom in chimpanzees». Science (2023)